Instituto Caro y Cuervo: 75 años velando por el idioma

La entidad celebra su VI Festival de la Palabra del 24 al 27 de agosto.



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      La famosa casa Cuervo Urisarri, de la calle 10.ª con carrera 4.ª, en el barrio histórico de 
      La Candelaria, acoge a esta institución lingüística.      Foto: Rodrigo Sepúlveda / EL TIEMPO.


24 de agosto 2017 , 10:04 a.m.
¿Qué curiosa relación podría haber entre una cerveza y un filólogo de la lengua española? A primera vista, este vínculo sería lo más cercano al agua y el aceite. Sin embargo, gracias a una cerveza, hoy podemos brindar por los 75 años del Instituto Caro y Cuervo.

A finales del siglo XIX, los hermanos Ángel y Rufino José Cuervo Urisarri se idearon el negocio de la Cerveza Cuervo, y debido al éxito de esta empresa, lograron fijar su residencia en París. Allí, don Rufino se pudo dedicar al oficio, tal vez, más insólito de todos: seguirles el rastro a las palabras, desde 1872.

Así surgió el descomunal proyecto lexicográfico del Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, al que don Rufino dedicó todo su empeño y talento hasta su muerte en 1911.



“El Instituto Caro y Cuervo surge con una entidad llamada Ateneo de Altos Estudios, creado por el Gobierno Nacional en 1942, para dar término al Diccionario de construcción y régimen de don Rufino Cuervo. Él publicó hasta la letra D”, recuerda Carmen Millán, directora de la entidad.

Eran miles las fichas que Cuervo tenía y que representaban cada una de las entradas de este diccionario de uso, que terminó un grupo de filólogos del Instituto Caro y Cuervo en 1994. Por el importante aporte que representó para la lengua, este léxico recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1999.

De manera paralela, el Instituto Caro y Cuervo emprende, como otros de sus objetivos, la visita del patrimonio léxico de Colombia, ya con herramientas lingüísticas de los siglos XX y XXI. De allí surgen otros de sus proyectos más relevantes.